Diputados sucumben ante críticas y cancelan próximos "eventos culturales"
Las críticas se centran en la falta de prioridad legislativa en momentos de crisis nacional.
CDMX.- La Cámara de Diputados se encuentra en el centro de una controversia que ha obligado a replantear el tipo de actividades que se consideran apropiadas dentro de San Lázaro. La reciente cancelación de un evento de "sonideros", originalmente programado para el 7 de noviembre en la Plaza Neri, no fue una decisión de rutina, sino una reacción directa a una oleada de críticas generada por incidentes anteriores, especialmente el concierto ofrecido por la Sonora Santanera días antes. Este suceso ha encendido un debate sobre la pertinencia de los festejos en un recinto dedicado a la legislación.
El punto de inflexión fue el homenaje a la Sonora Santanera, que motivó a varios legisladores, principalmente de Morena, a abandonar una sesión donde se discutía la crucial Ley Aduanera para unirse al "danzón". Este hecho se sumó a otro escándalo de la semana, cuando el diputado Cuauhtémoc Blanco fue sorprendido participando en una reunión de comisión de forma remota mientras jugaba pádel. La simultaneidad de estos actos —la distracción lúdica y la celebración musical— ha provocado que la opinión pública cuestione seriamente el nivel de compromiso de los parlamentarios con su mandato constitucional, máxime cuando regiones como Veracruz enfrentaban una emergencia humanitaria por intensas lluvias.
Ante la avalancha de señalamientos, la Cámara actuó para contener el daño a su imagen. La cancelación del sonidero y la suspensión de otros eventos, como la presentación planeada con Los Ángeles Azules en noviembre, representan un intento por mitigar la percepción de insensibilidad. Líderes parlamentarios, como Ricardo Monreal, admitieron la necesidad de "revisar muy bien los momentos" para realizar actos culturales, sugiriendo que el trabajo legislativo debe ocupar el 90% del tiempo. Este ajuste de timón, sin embargo, se percibe como una respuesta reactiva a la presión social más que como una rectificación profunda de las prioridades internas.
El Palacio Legislativo es el foro de la República, y los recientes episodios culturales han desplazado temporalmente su foco de la labor legislativa a la esfera del espectáculo. Los diputados tienen la responsabilidad de atender las crisis del país, y la polémica de los festejos subraya el desafío que enfrentan para equilibrar la promoción cultural con el cumplimiento de sus deberes. La exigencia implícita de la cancelación es clara: el valor del trabajo en San Lázaro debe medirse por el avance de las leyes y la atención a las necesidades ciudadanas, y no por la resonancia de sus eventos sociales.